...de repente, la luna cayo de sopetón a mi mesa,
tenía forma de galleta, y yo sorprendida
por tamaña sorpresa, le decía, pero estás segura que eres la luna, no sé, me parece extraño que estés aquí a mi lado.
Y ella me dijo, pruébame, seré como una polvorosa a tu paladar, yo con toda la
curiosidad comencé a probarla despacito, tenía un color onotado, con un sabor a
cacao y anisote… Luna, ¿Por qué eres tan deliciosa? Se acercó suavemente a mi oreja, y
me dijo: este es el secreto Mujer, mientras tú duermes, aprovecho de
acurrucarme en algunos ratos entre el lecho de hojarascas que forman el onoto,
el cacao y el anisote, por ello, mi sabor es el de tu konuko