Creo en la Madre Tierra, en la luna y los árboles
Creo en la semilla como la maravilla de la naturaleza
Creo en la arcilla que germina amores, y en el mensaje de las flores
Creo en el aroma del higo, y en los polinizadores
Creo en el cultivo del onoto, capacho, tapara, cacao, maní y tapiramo de mi patio
Creo en la mirada de mi Madre, que sin decir una palabra transmite un mensaje
Creo en las voces, olores y pisadas de mis hijos
Creo en el poder curativo que brinda la palabra de una Anciana
Creo en la amistad, como el nexo más valioso de los humanos
Creo en el poder creador de mis manos
Creo en el chocolate que formulo
Creo en la Artesanía que elaboro con mi siembra
Creo en la magia de las matemáticas
Creo, que uno más uno, son DOS, pero también, pueden ser UNO, o tal vez, TRES… o cualquier otra cifra
Creo en las pirámides, en Pi y el origami
Creo en la geometría axiomática
Creo en los gradientes, el rotacional y las curvas de nivel
Creo en la teoría de grupos, y la geometría difusa
También, creo en la perfecta aritmética de un jugador de dominó
Creo en el sofrito onotado que me convoca a la cocina
Creo en la cuchara de madera con la que meneo mis guisos
Creo en el molino de maíz, y en la arepa pelá
Creo en la sal marina, el culantro y el ají picante
Creo en los condimentos con semillas de auyama y orégano
Creo en el Sol que me acompaña en la deshidratadera de nuestros alimentos
Creo en el Tumak del pueblo Pemón
Creo en el canto de las aves
Creo en la música y en los músicos
Creo en las disonancias, jamás en los desafinados
Creo en las cuerdas de una guitarra enamorada
Creo en el Joropo Central, el golpe de tambor, en Alí y el cuatro venezolano
Creo en los valses de Antonio Lauro interpretados por mi Papá José Morales en su guitara clásica
Creo en la rítmica de la música venezolana
Creo en el Rock en tonalidad menor
Creo en los pintores de plaza, y en los malabaristas
Creo en las ventas artesanales, también en el trueque
Creo en los juegos de chapitas, y en el vuelo del papagayo
Creo en el baile infinito de un trompo y en la geometría del juego de metras
Creo en la familia que educa, en la naturaleza que enseña y en la universidad de la vida
Creo en Simón Rodríguez y en el Maestro Rural
Creo en los sancochos de konuko, y en mi totuma sancochera
Creo en el cocuy de penca, la chicha andina y el chorote
Creo en la mascarilla de cacao, y en los supositorios de sábila
Creo en los colirios de meliponas, y en los guarapos de hierbas
Creo en el vino de tapara, y en la brusca sanadora
Creo en el champú con bicarbonato, y también en los masajes
Creo en la palabra que se acompaña de la mirada
Creo en los mensajes en servilletas, y en las cartas de amor
Creo en los poetas y la poesía,
También Creo en la prosa, y en los versos que riman
Creo en las caminatas bajo la lluvia
Creo en el amor que libera
Creo en la textura de tu piel
Creo en el baño acompañado, bajo la caricia de un estropajo
Creo en el sonido de nuestro amor
Creo en Mí,
también,
creo en Ti…
Tumak, para los pemones, es un encuentro que hace la familia alrededor de una olla de sopa con carne de cacería, condimentada con aliños del konuko y una hierba silvestre llamada aurosa, todos mojan su casabe en el caldo, mientras conversan, al final reparten las presas, también pueden hacerlo en reuniones de la comunidad o asambleas.
Konuko, es uno de los términos que integra la forma de siembra practicada por las naciones originarias, donde se cultiva y resguarda la riqueza de semillas, de sabores, de saberes, de mitologías, de historia, donde la cultura es viva y la astro-nomía-logía es una estela abierta, un lugar de encuentro y de conexión con la naturaleza, una reserva moral y vital.
Sembradora de Árboles
21 de septiembre de 2020
En el Marco del Taller: Taller "Con Aquiles, yo también creo", Dirección de Cultura del Estado Bolivariano de Miranda, como parte de la formación que acompaña el FESTIVAL DE POESÍA DE MIRANDA 2020, 26 al 30 de octubre. Dictado por: Yurimia Boscán
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