jueves, 29 de octubre de 2020

Ella

Ella,

una hermosa mujer del Konuko,
de voz firme, manos creadoras, mente brillante,
su cuerpo íntegro, ama la tierra que pisa,
en sus manos la semilla vibra,
las flores le brindan un abanico de colores a sus ojos,
y las aves con su canto asincopado susurran su despertar,
Ella,
que entre silvestres le gusta andar,
asienta que los tuqueques le acompañan en sus noches,
y que los gatos ronronean a sus pies,
Ella,
si,
Ella,
que rompe su ayuno saboreando hojas, y adorna sus platos con flores,
nos sorprende con sus saberes,
si vez sus manos,
pareciesen frágiles como el cristal,
pero con su magistral pinza fina,
un compás jamás titubeará,
al trazar sobre una pizarra o en un papel, una rueda astral,
para luego explayarse a que entendamos la vida a partir de esa matemática que maneja tan perfecta: ángulos, casas, constelaciones, sol, luna, planetas, todo un mundo estelar tan desconocido.
Ella,
la que no se mienta Maestra,
con sus dones nos enseña de la vida, la tierra y el amor.
Por siempre agradecida con Ella: Gloria García Cartaya
01-07-2020





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